Yo lo soñé impetuoso, formidable y ardiente; |
Hablaba el impreciso lenguaje del torrente; |
Era un mar desbordado de locura y de fuego, |
Rodando por la vida como un eterno riego. |
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Luego soñélo triste, como un gran sol poniente |
Que dobla ante la noche la cabeza de fuego; |
Después rió, y en su boca tan tierna como un ruego, |
Sonaba sus cristales el alma de la fuente. |
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Y hoy sueño que es vibrante, y suave, y riente, y triste, |
Que todas las tinieblas y todo el iris viste; |
Que, frágil como un ídolo y eterno como Dios, |
Sobre la vida toda su majestad levanta: |
Y el beso cae ardiendo á perfumar su planta |
En una flor de fuego deshojada por dos... |
4 comentarios:
Interesante... interesante...
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...... snif...
Personaje, personaje... Portás el nombre de Dios; pero que nombre porta el Británico?
Qué grosso!!! Delmira Agustini!!!
sos una caja de sorpresas, eh? :-)
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